Thursday, April 23, 2020
Rodrigo de Matos y su pasión por el humor gráfico por Francisco Puñal Suárez
Rodrigo de Matos y su pasión por el humor gráfico por Francisco Puñal Suárez
La vida itinerante de
Rodrigo de Matos por varios países le ha permitido, como persona sensible,
tener un espíritu inquieto, construir miradas sobre la condición humana y las
contradicciones del mundo en que vivimos. Transformar la realidad de manera
artística es su objetivo.
Rodrigo nació en Silva Porto
(Angola) en 1975, vivió hasta la edad de 15 años en Brasil, luego, en Portugal,
se graduó de periodismo en la Universidad de Coímbra, trabajó como periodista
en Lisboa durante seis años, antes de convertirse en dibujante e ilustrador
profesional, tras tomar el curso de Ilustración de Editorial y Prensa, en la
Escuela Superior de Dibujo Profesional (Esdip), de Madrid.
Rodrigo de Matos vive desde
el 2009 en Macao, (antigua colonia portuguesa, que en 1999 fue transferida a
China), donde en junio de este año cumplirá diez años de ser colaborador del
diario “Ponto Final”, además de publicar sus ilustraciones en el semanario
“Expreso”, de Portugal.
En Macao ya ha realizado dos
exposiciones personales: “Humoralia”, en el 2012, una recopilación de sus
caricaturas publicadas en “Ponto Final”, y “Punacotheca”, en el 2018, en la que
mostró obras en las que experimentó con varias técnicas pictóricas, sin
abandonar el humor.
Con una carrera de 12 años
en caricaturas editoriales, y galardonado en el 2014 con el Gran Prix del
Concurso Press Cartoon Europe, de Bélgica y el tercer premio del 14th
International Editorial Cartoon Competition, de Canadá, Rodrigo es un pescador
de ideas en la actualidad noticiosa de la política internacional.
“El humor gráfico, -dice
Rodrigo- por su carácter multidisciplinario -porque es periodismo, arte y
humor, simultáneamente- es donde puedo explotar mejor toda mi creatividad e
intereses. He trabajado durante varios años como periodista de la prensa
escrita, un oficio bastante exigente, y después de haber pasado por algunos
periódicos en Portugal y Macao, y a pesar de que se trata de una magnífica
profesión en la que aprendes muchas cosas sobre el mundo, me sentí bastante
castrado en mi vena creativa cuando me dediqué únicamente al periodismo
escrito. En la caricatura editorial, por el contrario, el grado de libertad es
(al menos debe tender a ello) mucho mayor. Y poder, al mismo tiempo,
desarrollar mi capacidad humorística es, para mí, fascinante, porque siempre me
interesa por hacer reír y reflexionar a la gente”.
“Para percibir una broma,
-expresa- hay que razonar. Si queremos luchar contra una peligrosa tendencia
-observable en nuestros días- de alienación de las masas en relación a lo que
pasa en el mundo que las rodea, el humor y la sátira pueden ser dos herramientas
preciosas. La risa nos ayuda a mantener el «músculo» cerebral tonificado. Y eso
es esencial para cumplir nuestro papel en la defensa de nuestros derechos y
libertades y no dejarnos engañar por las fuerzas menos bien intencionadas que
habitan la sociedad».
“El humor gráfico no
cambiará el mundo. Pero, ciertamente, una buena caricatura puede servir para
que una persona sienta reforzadas sus convicciones, sentir que no es el único
en pensar de determinada forma, o, por otro lado, si está en desacuerdo con la
idea que interpretó de la viñeta en cuestión, razonar de forma dialéctica para
encontrar los argumentos que expliquen por qué su opinión es mejor. En
cualquier caso, si consideramos, como principio, que es preferible una sociedad
formada por individuos esclarecidos, con capacidad intelectual para analizar el
mundo a su alrededor, que por una masa amorfa y manipulable, entonces la
importancia del humor gráfico es innegable. No es la única arma a utilizar en
esta lucha, pero es capaz de hacer algún aporte”-finaliza.