Saturday, April 29, 2017

La caricatura de prensa, entre censura y autocensura en Marruecos


Según los caricaturistas, la líneas rojas en Marruecos son la monarquía, la religión y la integridad territorial.
AFP / Marruecos
Los caricaturistas marroquíes, considerados "incontrolables", deben sortear líneas rojas para ser publicados. Algunos se autocensuran y dibujan dentro del marco impuesto, pero los más irreverentes acuden a las redes sociales para eludir las prohibiciones.
"La censura es algo intrínseco a nuestra profesión" admite Rik -- Tarik Bouidar es su verdadero nombre--, cuyos dibujos ilustran cada día el diario marroquí l'Economiste.
Junto a un puñado de caricaturistas de su país, Rik participa en una exposición desde el 12 de abril en el Instituto francés de Rabat dedicada al dibujo de prensa en Marruecos. Está apadrinada por el célebre dibujante francés Plantu, también fundador de la asociación "Cartooning for peace" que reúne a caricaturistas de todo el mundo.
"Me gustan los dibujos audaces" dice Plantu, que desde hace 45 años publica sus caricaturas en primera página del diario francés Le Monde. "Es necesario traspasar las líneas rojas" añade, durante un debate con sus colegas marroquíes.
Para éstos, sortear esas líneas es difícil: "Conocemos las prohibiciones en este país. Con el tiempo y la experiencia, sabemos lo que puede ser aceptado y lo que no" explica Rik.
Según todos los caricaturistas consultados por la AFP, la líneas rojas en Marruecos son la monarquía, la religión y la integridad territorial, en el tema muy sensible del Sahara occidental. Traspasarlas puede costar cárcel, fuertes multas o prohibiciones.
Fue el caso, en junio de 2003, del periodista satírico Ali Lamrabet, director de dos semanarios Demain magazine y Doumane (prohibidos desde entonces), condenado a cuatro años de prisión por "ultraje a la persona del rey" por haber publicado varias caricaturas.
Fue liberado seis meses más tarde gracias a un indulto real, pero se le prohibió dos años después ejercer su profesión en Marruecos durante diez años, tras un juicio por difamación en otro caso, vinculado esta vez al Sahara occidental.
El dibujo incriminado fue realizado por Khalid Gueddar, dibujante de ácido humor, que también ya tuvo problemas con las autoridades, y fue el primer en atreverse a caricaturizar al rey Mohamed VI. En 2010 fue condenado a tres años de prisión, con suspensión de pena, por un dibujo en el que se aludía al matrimonio de un primo del rey con una ciudadana alemana.
'Declive'
Khalid Gueddar afirma haber visto "soplar un viento de libertad" sobre la prensa marroquí en los años 2000, para asistir luego a su "declive".
"No se puede hablar de dibujo de prensa sin hablar de prensa en general. Si tuviéramos una prensa valiente, audaz, el dibujo de prensa estaría en mejor situación. Pero la prensa marroquí está en coma", afirma esta antiguo colaborador del semanario satírico francés Charlie Hebdo.
"La censura por el Estado ha dejado paso a la autocensura en el seno de las redacciones (...)" asegura el caricaturista Curzio, seudónimo que alude al escritor italiano Curzio Malaparte.
"Los dibujos más atrevidos no pueden ser publicados y acaban en las redes sociales. ¿por qué la prensa ya no se atreve? Lo ignoro" dice Curzio, cuyos dibujos raramente son publicados por los diarios, pero sí en las redes sociales.
Curzio, caricaturista irreverente de marcado humor negro, rehusa revelar su identidad. Le encanta ironizar y reírse de los integristas religiosos.
Así ocurrió al día siguiente de los ataques en París contra Charlie Hebdo, al publicar en el sitio francés Mediapart un dibujo en el que se veía a un integridespertarsta con este semanario al revés, y diciendo: "No comprendo nada ¡pero igual hay que matarlos!".

Pese a las dificultades, los caricaturistas marroquíes, siguen esgrimiendo lápices y humor "para despertar conciencias", según Curzio, y porque se sienten "guardianes de la libertad de prensa", estima su colega Khalid Gueddar.

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