Thursday, November 17, 2016
Jorge Alberto Restrepo y otra manera de interpretar la realidad Por: Francisco Puñal Suárez / Galicia, España
“Muchos intereses y prejuicios conspiran contra el humor. Sin embargo,
muchos artistas han cumplido, cumplen y cumplirán con el deber de pasar por
encima de la censura nacida de dichos intereses y prejuicios”.
Uno de los máximos representantes actuales de la caricatura personal
en América Latina es el pintor, ilustrador y dibujante colombiano Jorge Alberto
Restrepo. En sus manos, en sus pinceles, en su mirada, la caricatura es más que
un simple medio de expresión, es un festín del humor gráfico y de la
sensibilidad artística. Él, que ya lleva 22 años dibujando, reconoce la
influencia en su carrera de autores como Pepón, Osuna, Calarcá e Ismael Roldán,
recalca la importancia de ser muy observador, y de practicar mucho.
“Colombia –expresa Restrepo- es un país decaricaturistas. De eso se da
cuenta uno en la cotidianidad. Los colombianos constantemente estamos
satirizando, exagerando; siempre con un humor. Y cuando la gente se encuentra
con una caricatura la celebran con alborozo. El caricaturista señala otras
maneras de abordar la realidad, de interpretarla. Y por este camino puede
criticar, divertir, exaltar, castigar. Sea cual sea el objetivo siempre será
con una mirada distinta, desde una perspectiva inédita.
-¿Por qué te gusta dibujar?
- Yo disfruto mucho dibujando, es un placer para mí. Dibujar me llevó a
la figura humana, al retrato, y luego a la caricatura. La caricatura se libera
de la tiranía de las proporciones reales, vuelve más verdadero al
caricaturizado afirmando lo que es esencial en él. La risa surge de la
comprobación de la verdad potenciada. La caricatura lleva más allá las
potencias del rostro para describir en voz alta la verdad del personaje.
Tradicionalmente se ha definido la caricatura como el arte de deformar y soy de
la opinión de que la caricatura es para acentuar la forma, el gesto, la esencia
de los personajes y las situaciones. Creo que cuando se deforma se niega el
personaje, mientras que acentuar es poner en evidencia, es resaltar, exaltar,
gritar la verdad de la situación o el individuo. Hacer caricatura es salirse
del camino para que la verdad se note más. El arte de la caricatura es un medio
de expresión maravilloso, irreverente, indómito, inconforme; es una herramienta
extraordinaria con la cual se puede homenajear y también puede ser un eficaz
instrumento punitivo. Intento reflejar emociones, sentimientos, caracteres,
talantes particulares.
-Ya cumples 4 años de publicar en la portada de Semana, tus
caricaturas personales, ¿cómo evalúas ese trabajo en tu carrera profesional?
¿Cómo es la mecánica de esa ilustración?
-Haber llegado a un medio como la revista Semana ha sido muy gratificante para mí, y ha
representado al mismo tiempo un gran reto. Generalmente es un trabajo en
equipo. En ocasiones los temas para ilustrar ya están listos dos o tres días
antes del cierre de edición, y me permite trabajar más en la idea y en la parte
formal de la imagen. Otras veces, los trabajos los encargan muy cerca del
cierre de edición, sumándole a estos tiempos de entrega tan apretados, muchos
personajes y el compromiso de encontrar una idea que funcione bien. No siempre
salen las cosas como uno quisiera; en ocasiones la técnica sale bien y uno
siente que el planteamiento ha salido un poco flojo, y viceversa. Muy raras
veces, en mi caso, puedo decir que estoy plenamente satisfecho con los resultados.
Son tan raras las veces, que no recuerdo ninguna. Esta insatisfacción es una
manera de mantenerme despierto para reducir esos niveles de insatisfacción,
pero no logro aminorar el malestar. Estoy en una paradoja o persigo una utopía.
Siempre busco mejorar para lograr algo, con la conciencia de que no voy a
llegar a la meta, y sin embargo persisto en la búsqueda. Como paralelamente
trabajo en cosas personales, que van a otro ritmo, donde elaboro más bocetos,
experimento con otros puntos de vista y donde no tengo la presión del tiempo
que imponen los medios, es inevitable comparar esos dos ritmos y sus
resultados. Sin embargo hay que decir también que estos procesos terminan
influenciándose. Uno llega a ciertos escenarios a aportar lo que sabe, y
termina enterándose de que es mucho más lo que tiene que aprender.
-¿Qué elementos tomas en cuenta para lograr la expresión del
caricaturizado?
-Para lograr la expresión del caricaturizado siempre empiezo por los
ojos, continúo con la nariz y sigo con la boca. Por ahí se expresa el alma. El
gesto reside en estas partes anatómicas. En otras ocasiones parto del contorno
y después trabajo esbozando sutilmente ojos, nariz y boca. No sigo el mismo
patrón siempre. El personaje dirige los trazos, de adentro hacia afuera o viceversa.
Practicar mucho es la clave.
-Hay algunos que limitan el humor y dicen que hay temas que no se
pueden tratar, ¿cómo responderías a eso?
-Muchos intereses y prejuicios conspiran contra el humor. Sin embargo,
muchos artistas han cumplido, cumplen y cumplirán con el deber de pasar por
encima de la censura nacida de dichos intereses y prejuicios. Hay que decir
también que nada es más estimulante que la censura para el humorista. Porque el
humorista es esencialmente un transgresor, un iconoclasta. Recuerdo una
entrevista que le hicieron al multipremiado dibujante Ángel Boligán, en la cual
él dice que cuando empezó a publicar en México le señalaron los temas que no
debía tocar, y fue lo primero que hizo, tocar los temas prohibidos.
-¿Qué piensas del proceso de paz en Colombia y las dificultades que
está teniendo, sobre todo por Uribe y compañía?
-Santos no debió someter a votación la refrendación de los acuerdos.
Muchas personas que votaron por el NO, lo hicieron porque fueron engañados por
líderes nefastos como Uribe y pastores de diferentes iglesias, quienes hicieron
una campaña mentirosa y abusiva, aprovechando la escasa o nula formación
política del pueblo, y acudiendo al fundamentalismo religioso y la
superstición, con todo la carga de ideas discriminatorias y antidemocráticas
que tienen. Después del plebiscito empezaron unas nuevas negociaciones con los
llamados líderes del NO, y ha sido evidente que muchos de los motivos por los
que la gente votó, no han sido incluidos en las discusiones, simplemente porque
no estaban en los acuerdos, como se lo hicieron creer los que se tomaron la
vocería en contra del SÍ. Los argumentos que esgrimieron algunos tóxicos
líderes del NO, sirvieron solo para señalarle el camino hacia las urnas al
obediente rebaño; pero dichas falacias no hacen parte de la agenda de las
nuevas conversaciones. La demagogia triunfó y aún seguimos en la incertidumbre
sobre el futuro de los acuerdos. A Uribe se le llena la boca hablando de
patria, pero su patria son sus negocios particulares, los negocios de sus hijos
y los de sus amigos.
Esperamos que el proceso se concrete; que se supere este difícil
momento y que por encima de los intereses de los señores de la guerra y de sus
particulares intereses, el desarme y desmovilización de las FARC se
materialice; y que los que han gobernado este país tengan la grandeza de
introducir las reformas, más allá de la desmovilización de los grupos armados,
para encaminarnos hacia algo cercano a lo que llamamos paz.
Jorge Alberto Restrepo
Hernández, Sevilla Valle, Colombia, 1972.
Pintor, ilustrador, caricaturista y muralista.
Autor de tres libros de caricatura: Tuluá y el mundo (2005), La Gracia que uno tiene (2008), Y Restrepo caricaturas (2013). Ha publicado caricatura
editorial y fisonómica en los periódicos El Tabloide, El Mercurio y La Variante de la ciudad de Tuluá; Revista Humoris Causa, de
México y Perrocolato de
Perú; revista SoHo, revista Semana, y periódico El Tiempo de
Colombia; periódico El País de
España. Ha
ilustrado para la Editorial Planeta de España.