Sunday, April 13, 2014
IVÁN PRADO, un dibujante Peruano en Alemania Por Francisco Puñal Suárez
Conocí
personalmente al dibujante peruano Iván Prado, residente en Alemania, en la XV
edición del PortoCartoon, en Portugal, donde obtuvo el primer premio en la
sección de caricatura personal dedicada al cineasta luso Manoel de Oliveira.
Con
un carácter jovial y muy conversador, Iván es un magnífico exponente del arte
de la caricatura y la ilustración. Sus obras se destacan por su depurada
técnica, con pleno dominio del grafito, la acuarela o el dibujo digital.
Graduado
de Biología, en la Universidad San Agustín, en Arequipa, Perú, a Iván le atrajo
más la pasión por el arte, y desde que tenía ocho años le gustó dibujar.
No
tengo –expresa Iván- una formación académica artística. Soy autodidacta. Lo que
sé, lo he aprendido con el tiempo: observando, leyendo y con muchas horas de
trabajo en el caballete, en el tablero o en la computadora. Algunas cualidades
para el dibujo nacieron conmigo, pero no basta con tenerlas; hay que trabajar
duro para intentar mejorarlas y es ese trabajo y el proceso en si, lo que hace sentirme
bien aunque no siempre satisfecho.
El
2014 ha comenzado muy bien para Iván. Recientemente ha expuesto en la Galería
del Instituto de Idiomas Berlitz, en la ciudad de Rostock, donde vive. Esa
galería celebraba su décimo aniversario de promoción artística, y él tuvo el
honor de ser elegido para abrir las celebraciones. Ahora, desde el 29 de marzo
al 1 de junio, realiza una exposición retrospectiva, compuesta por
ilustraciones y caricaturas, de sus casi 30 años de trabajo, en la renombrada
casa de muestras "Kunsthalle", de la ciudad de Kühlungsborn. ¡Todo un
reconocimiento a su labor!
Llegar
a vivir y trabajar en Alemania –dice Iván- como inmigrante, fue una tarea
difícil. Es un proceso largo y tedioso al comienzo. Siempre con el estigma en
la cabeza que si eres inmigrante, tienes que empezar a lavar platos , trabajo
que he realizado una vez y cuando digo una vez es que fue una vez y por el que
tengo una anécdota muy interesante: Era invierno, con diez grados bajo cero y
hacer caricaturas en la calle- como lo venía haciendo en esa época- era
imposible; así que me puse a trabajar en un restaurante como "ayudante de
cocina" que no era otra cosa que lavar platos y ollas, pero tenía que
hacerlo velozmente y sin hablar, como trabajan los alemanes, pero conmigo no
resultó: era lento y hablaba mucho. El dueño del local me llamó, me pagó, y el
mismo día me despidió. Pero antes de retirarme, me preguntó: "Bueno si
usted no sabe lavar platos, ¿para qué sirve entonces?" Le dije que
dibujaba y hacía caricaturas. Él me contestó que tenía una editorial y quería
realizar un libro de tradiciones y frases alemanes de la región, y necesitaba
un ilustrador. Le llevé al día siguiente mi portafolio, y le gustó mi trabajo.
De esa manera, ilustré ese libro, y trabajé como Director de Arte para su
Editorial, durante tres años.
Desde
luego es fundamental –añade- aprender el idioma, porque es la llave que te abre
las puertas. Segundo, hay que entender la mentalidad alemana. Desde un punto de
vista laboral, tienes que adaptarte a las condiciones de trabajo. Con el
idioma, un portafolio bien organizado, y sustentar tus palabras, se me han
abierto muchas puertas. Y por último, algo muy importante: siempre he creído en
mi.
Actualmente
–manifiesta Iván- me dedico a trabajar como caricaturista e ilustrador de
eventos, presentaciones, shows...Ese trabajo lo realizo los fines de semana,
así tengo más tiempo en el resto de la semana para estar en mi taller y con mi
familia.
El
humor, como la sátira, son cualidades inherentes a todas las sociedades. Una
sociedad sin humor estaría muerta. La sátira hace ver el mundo por un tercer
ojo: el de la inteligencia, ese filtro que todos necesitamos –finaliza.