Saturday, September 03, 2011
El final del sexo dibujado - Cierra 'Kiss', la revista decana de la historieta erótica en España - En sus 20 años, publicó 239 números
DIEGO A. MANRIQUE - Madrid - 27/08/2011
José María Berenguer, responsable de La Cúpula, explica con humor que "ellas" son las cifras: "Kissalcanzó ventas de unos 30.000 ejemplares y tuvo ediciones en otros idiomas, pero ahora habíamos caído hasta las 6.000 copias. Como no atrajimos publicidad ajena, las cuentas no salían. Alguna revista, como Eros Comix, repite historietas ya publicadas pero nosotros le debemos un respeto a los lectores".
Las razones del hundimiento parecen evidentes: "No es solo que ahora haya tanto porno gratuito en la Red; incluso nuestras revistas se pueden leer allí, en páginas de descargas piratas. Hicimos algún intento tímido de pararlo pero aquello era un rompecabezas, con empresas pantalla en no se qué país y servidores en otro continente. Incluso los abogados nos aconsejaron dejarlo correr".
El efecto Internet ha modificado aquella máxima del mundo editorial que dice "el sexo vende". En La Cúpula ya lo sospechaban: "En los últimos años de El Víbora, las portadas tenían un tono sexi pero eso no fue suficiente. ¿Un error? No sabemos, este no es un negocio que te permita encargar estudios de mercado. Y eran portadas técnicamente espléndidas".
Para Berenguer, el final de Kiss supone una decepción personal: "Apostamos desde el número uno por una sexualidad gozosa, sin culpabilidad y sin humillaciones para la mujer. De hecho, lo más agradable fue recibir cartas y emails de lectoras que nos animaban, que confesaban que solían leerla en compañía de novios o maridos. No digo que siempre estuviéramos a la altura de nuestros principios: comprábamos material muy fuerte de maestros extranjeros como el chileno Ferocius, el inglés Erich von Gotha o el argentino Francisco Solano López, que murió hace unos días".
Lo tienen peor los autores locales, añade Berenguer: "No pretendemos echarnos flores de descubridores de talento pero es cierto que muchos dibujantes españoles llamaron la atención a través de Kiss y luego terminaron en otros medios. Pienso en Paco Roca, premio Nacional del Cómic, o en Rubén del Rincón. Kiss les ofrecía una plataforma de experimentación narrativa y además les pagábamos. Siempre les quedarán los fanzines pero resulta más difícil profesionalizarse. Es una tragedia en un país donde siempre ha habido una gran cantera de dibujantes".
No había estigma en publicar historietas eróticas, asegura Berenguer: "Está el caso de Mónica y Bea, que se suponía que contaban aventuras autobiográficas como las Pequeñas viciosas.Pero todo el mundillo sabía que eran los seudónimos de José Antonio Calvo, como dibujante, y Santiago Segura, como guionista. De hecho, han continuado trabajando juntos en la sagaTorrente".
La Cúpula mantiene la línea de novela gráfica para adultos. Para otoño, anuncian la edición deDirty laundry, aquella colaboración de Robert Crumb con su esposa, Aline Kominsky, con aportaciones de la hija de ambos, Sophie. Berenguer recomienda especialmente la traducción del descarnado Paying for it, de Chester Brown, donde el dibujante canadiense explica su experiencia con prostitutas, tras renunciar al amor romántico.
Corren malos tiempos (comerciales) para el cómic. Florecen las editoriales de novela gráfica pero desaparecen las revistas hechas en España, aquellos mensuales que conquistaron un hueco en los quioscos tras la muerte de Franco. Agosto ha visto el cierre por sorpresa deComix Kiss Comix, el hijo calenturiento de la desaparecida El Víbora, cabecera legendaria de Ediciones La Cúpula.
En sus 20 años, Kiss publicó 239 números y abundantes álbumes. Se despide sin grandes aspavientos, con un breve texto de Rubén Lardín: "Sin dramas, eh. Aquí se acabó la fiesta pero seguro que hay otra en el piso de arriba. Las fiestas se suelen acabar cuando se van ellas, pero esta vez nos retiramos antes nosotros, rendidos".José María Berenguer, responsable de La Cúpula, explica con humor que "ellas" son las cifras: "Kissalcanzó ventas de unos 30.000 ejemplares y tuvo ediciones en otros idiomas, pero ahora habíamos caído hasta las 6.000 copias. Como no atrajimos publicidad ajena, las cuentas no salían. Alguna revista, como Eros Comix, repite historietas ya publicadas pero nosotros le debemos un respeto a los lectores".
Las razones del hundimiento parecen evidentes: "No es solo que ahora haya tanto porno gratuito en la Red; incluso nuestras revistas se pueden leer allí, en páginas de descargas piratas. Hicimos algún intento tímido de pararlo pero aquello era un rompecabezas, con empresas pantalla en no se qué país y servidores en otro continente. Incluso los abogados nos aconsejaron dejarlo correr".
El efecto Internet ha modificado aquella máxima del mundo editorial que dice "el sexo vende". En La Cúpula ya lo sospechaban: "En los últimos años de El Víbora, las portadas tenían un tono sexi pero eso no fue suficiente. ¿Un error? No sabemos, este no es un negocio que te permita encargar estudios de mercado. Y eran portadas técnicamente espléndidas".
Para Berenguer, el final de Kiss supone una decepción personal: "Apostamos desde el número uno por una sexualidad gozosa, sin culpabilidad y sin humillaciones para la mujer. De hecho, lo más agradable fue recibir cartas y emails de lectoras que nos animaban, que confesaban que solían leerla en compañía de novios o maridos. No digo que siempre estuviéramos a la altura de nuestros principios: comprábamos material muy fuerte de maestros extranjeros como el chileno Ferocius, el inglés Erich von Gotha o el argentino Francisco Solano López, que murió hace unos días".
Lo tienen peor los autores locales, añade Berenguer: "No pretendemos echarnos flores de descubridores de talento pero es cierto que muchos dibujantes españoles llamaron la atención a través de Kiss y luego terminaron en otros medios. Pienso en Paco Roca, premio Nacional del Cómic, o en Rubén del Rincón. Kiss les ofrecía una plataforma de experimentación narrativa y además les pagábamos. Siempre les quedarán los fanzines pero resulta más difícil profesionalizarse. Es una tragedia en un país donde siempre ha habido una gran cantera de dibujantes".
No había estigma en publicar historietas eróticas, asegura Berenguer: "Está el caso de Mónica y Bea, que se suponía que contaban aventuras autobiográficas como las Pequeñas viciosas.Pero todo el mundillo sabía que eran los seudónimos de José Antonio Calvo, como dibujante, y Santiago Segura, como guionista. De hecho, han continuado trabajando juntos en la sagaTorrente".
La Cúpula mantiene la línea de novela gráfica para adultos. Para otoño, anuncian la edición deDirty laundry, aquella colaboración de Robert Crumb con su esposa, Aline Kominsky, con aportaciones de la hija de ambos, Sophie. Berenguer recomienda especialmente la traducción del descarnado Paying for it, de Chester Brown, donde el dibujante canadiense explica su experiencia con prostitutas, tras renunciar al amor romántico.