Wednesday, April 28, 2010
Sobre la caritura escrita -caricalomía- por María Isabel Rueda.
Lo que los caricaturistas gráficos -caricatógrafos- no se atreven a decir, los caricaturistas escritos -caricalomistas- lo están diciendo ya con propiedad. No solo existe la caricatura gráfica: existen tantas formas de caricatura (caricare: recarga, exageración) como medios (sonoros, gestuales, escritos, gráficos, audivisuales, tridimensionales) permitan objetivar la voluntad en acción de un artista que desea causar reacciones humorísiticas en un receptor. Para ello, todo caricaturista exagera, exagera la gesticulación -lo cómico- que descubre en el ámbito social. El humor es una vivencia del sujeto, lo cómico es un descubrimiento en los social y la caricatura es la comunicación de la voluntad en accción del caricaturista de produccir reacciones humorísiticas en otro.
Y ese concepto, al menos intuitivamente, lo tiene más claro que nosotros -incluida Maria Isabel que apenas alcanza a entender el término caricatura como dibujo recargado- el delfín de la caricatura colombiana: el caricalomista Daniel Samper Ospina.
Les recomiendo la lectura del artículo.
Bienvenido los caricaturistas escritos -caricalomistas- que se atreven a reconocerse como tales.
Aunque algunos lectores no están de acuerdo con Daniel Samper Ospina, esta entrevista de María Isabel Rueda en EL TIEMPO de hoy lunes 26 de abril, tiene muchas anotaciones muy oportunas y bastante ciertas y agudas sobre los personajes políticos de la actualidad.
Cordial saludo,
E.A.A.
¿No le parece que en sus columnas de humor político a veces se pasa de la raya?
El columnista y director de la revista 'SoHo', Daniel Samper Ospina, con María Isabel Rueda.
Y ese concepto, al menos intuitivamente, lo tiene más claro que nosotros -incluida Maria Isabel que apenas alcanza a entender el término caricatura como dibujo recargado- el delfín de la caricatura colombiana: el caricalomista Daniel Samper Ospina.
Les recomiendo la lectura del artículo.
Bienvenido los caricaturistas escritos -caricalomistas- que se atreven a reconocerse como tales.
Aunque algunos lectores no están de acuerdo con Daniel Samper Ospina, esta entrevista de María Isabel Rueda en EL TIEMPO de hoy lunes 26 de abril, tiene muchas anotaciones muy oportunas y bastante ciertas y agudas sobre los personajes políticos de la actualidad.
Cordial saludo,
E.A.A.
¿No le parece que en sus columnas de humor político a veces se pasa de la raya?
El columnista y director de la revista 'SoHo', Daniel Samper Ospina, con María Isabel Rueda.
¿Cómo describiría el género de sus columnas: humor, sátira política, crónica social?
No le he metido mucha teoría al tema. Quizás sea una especie de caricatura escrita antes que una columna de opinión, lo cual me permite ser tan guache como quiero.
¿Por qué apoda a 'Uribito' el 'Pincher' Arias?
A raíz de una columna que escribí sobre las mascotas. Decía en ella que, si se parecen a sus dueños, el perro de Name debe ser experto en mordidas, el Procurador tendría un pastor con rabia y a Arias le calzaría un pincher, porque ambos son unas indignantes mascotas enanas, de ladrido agudo cuando están junto a su amo. Fue una comparación injusta porque está demostrado que el pincher no se ensucia tanto con la tierra como Arias.
¿Usted piensa como escribe? Es decir, cuando se sienta a desayunar con su señora, ¿le habla del 'Pincher' Arias y de la cola de lagarto de Roy Barreras?
Pues no es que me levante y le diga a mi mujer que por favor baje al 'Pincher' Arias del sofá, que lo va a llenar de pelos, o que le pida el favor de que no le pise la cola de lagarto a Roy Barreras, porque, aunque le vuelve a crecer, es un gesto odioso. Pero creo que la mía es una columna libre, y creo que esa libertad incluye que a veces sea un poco irresponsable, y quizás eso la haga diferente, refrescante, aunque a veces para algunos se pase de la raya.
Hablemos de esas pasadas de raya. Porque con mucha frecuencia oigo de personas que se mueren de la risa con las barbaridades que usted dice en su columna.. Incluso la leen en colectivo. Está definitivamente de moda. Pero también hay personas que critican su estilo, porque se mete con los defectos físicos de la gente. ¿No le parece que a veces se pasa de la raya?
La columna tiene un elemento de incorrección política que gusta a unos y molesta a otros, pero que no deja indiferente a nadie, que es lo importante. Creo que a veces la juzgan como un espacio convencional de opinión y no como una caricatura escrita, que es lo que en realidad es. Al ser una caricatura, tengo el derecho de reteñir y exagerar los rasgos de algunas personas. Por ejemplo, si el caricaturista Matador pinta a Juan Lozano, lo pinta narizón. Eso mismo hago yo, aunque por escrito.
O sea que usted pone en palabras lo que los caricaturistas dibujan con rasgos exagerados...
Sí. Por ejemplo, me critican que diga que habría sido bueno que el Registrador no fuera mitad humano, mitad pescado. ¿Qué caricaturista no pinta al Registrador como si tuviera los labios de un bagre? Yo, al menos, lo reivindico. Todavía hoy pienso que él es nuestra Angelina Jolie y en esa medida deberíamos ser más amables con él.
¿No será que la caricatura lo aguanta todo y el texto no? Pintar al contralor Turbay 'junior' un poco gordo, pasa. Pero decir por escrito que es un cerdo ibérico...
El Contralor, al igual que el cerdo ibérico, gusta de las bellotas, es decir, de las mujeres muy bellas. Y eso no tiene nada de malo. De modo que esa comparación no es insultante, entre otras cosas porque es un animal bastante excelso. Hablo, claro, del Contralor. Ahora: entiendo que ciertas burlas físicas causen impresión en el lenguaje escrito y no en el humor gráfico. Pero eso hace parte de la novedad de la columna y del sentido polémico que tiene.
En todo caso ha habido antecedentes de ese tipo de burlas. Hace poco leí un artículo de Klim donde se preguntaba si a Guillermo León Valencia lo iban a enterrar con la quijada por separado o si le iban a hacer una saliente al ataúd. Pobre Klim: si eso le impresionaba, imagínese lo que estaría preguntándose si hubiera conocido a Angelino.
¿Pero qué verdad o qué opinión expresa usted cuando dice que Angelino Garzón tiene el apoyo de todos los belfos de este país?
No de todos. El belfo de bien, el belfo ético, ya está con Mockus, no está con Angelino. Guillermo León, por ejemplo, sería un belfo que sí estaría con Santos, lo mismo que su hijo, y el hijo de Laureano, y el de Mariano, y el del virrey Amar y Borbón. Ahora: dígame si esa foto de Juan Manuel Santos con toda esa gente no era una caricatura en sí misma. A veces temo que, si sube Juan Manuel, a los humoristas, para seguir haciendo reír, nos va a tocar pasarnos a la escuela realista: decir exactamente lo que él hace va a resultar más gracioso que inventarse chistes de su gobierno.
¿No es un poco ofensivo con la vejez decir que José Galat está de modelo en la exposición 'Bodies'?
Sí. Puede ser un poco ofensivo con la exposición 'Bodies'. Les ofrezco excusas a sus organizadores.
¿Qué pasa cuando se encuentra con una de esas personas a las que ha caricaturizado, por ejemplo con el ministro Fabio Valencia, de quien ha dicho las cosas más espantosas?
Si me encuentro a Fabio Valencia, me asusto. Eso le pasaría a cualquiera. Ahora bien: yo de Fabio Valencia me he burlado de su físico injustamente, porque es lo mejor que tiene. Sin embargo, no frecuento los sitios a los que van mis personajes: ni siquiera voy a las frijoladas de doña Olga Duque. Alguna vez me encontré con Cecilia López en el parque de El Virrey. Ella iba en sudadera de toalla morada, seguida por cinco escoltas, y daba gritos por el celular. Fue un espectáculo muy bonito.
¿No le da miedo hacer enemigos?
Tengo fe en que la mayoría de ministros no sepan leer. Asumo que mi oficio viene con eso, y no puedo pensar en cada columna estratégicamente, a ver a quién me echo de enemigo o a quién no. Mi oficio es tratar de opinar con sentido del humor y ser lo más independiente y crítico del poder que pueda.
¿Alguna vez el dueño de 'Semana' lo ha regañado por alguna columna?
Jamás. Siempre ha sido muy respetuoso. Y eso debe ser aburrido para él, porque algunas veces me he metido con amigos suyos pero siempre ha respetado mis opiniones y vivo agradecido con él por eso.
¿Usted calculó que su columna, que venía de una revista 'light' como 'Jet Set' se iba a convertir en un referente de los corrillos políticos, donde uno oye con frecuencia preguntar si ya leyeron a Daniel Samper esta semana?
No me fijo si ha tenido o no éxito porque soy ajeno a esos corrillos. No voy mucho a cocteles ni a reuniones sociales. Pero si ha tenido éxito es porque este es un país muy caricaturizable, donde es muy fácil burlarse de muchas cosas, sobre todo de la clase política.
Usted se las da de antipolítico, pero le he notado un dejecito mockusista en sus últimas columnas. ¿Por qué Mockus es el único que se salva de sus sátiras?
Me gusta Mockus, porque representa un aire muy refrescante, reivindica la legalidad en un país que culturalmente premia al vivo, al avivato, al que adelanta en doble fila, se roba el IVA o no hace fila. De ese avispamiento colombiano sale desde el caos en las carreteras hasta grupos paramilitares o guerrilleros. Si nos convierte en una cultura que respeta lo legal, será el presidente más importante de la historia.
¿Por qué no votaría por Juan Manuel Santos?
A Juan Manuel me cuesta trabajo cogerlo en al menos una verdad. Pero seguiré atento. Quizás algún día diga una y yo seré el primero en cantarlo como un bingo. Será un momento muy emocionante. Me encantan esos momentos excepcionales.
¿Qué es lo que le critica a Uribe?
Uribe ha hecho cosas históricas, y se las reconozco. Y cuando digo históricas es que es superior a personajes históricos como Calígula. Fíjese que Calígula nombró de Cónsul a su caballo, pero Uribe lo superó, fue más allá: nombró de ministro a Andrés Uriel Gallego.
¿Usted cree que Chávez nos puede declarar la guerra?
Espero que no, pero no me preocupa su carrera armamentista: acá estamos bien armados, y tenemos muchos petardos, como Fernando Londoño y Ernesto Yamhure, por citar apenas dos con los que podemos bombardear a Venezuela en caso de guerra.
¿Por qué piensa que a Rafael Pardo le ha ido tan mal en la campaña, si él es una gran persona y un hombre políticamente preparado?
Porque tiene carisma como para Director de Fedesarrollo, pero no para Presidente.
¿Qué opina de Petro?
Es un hombre de izquierda que apoyó a un procurador de ultraderecha, que ha quemado libros. No es que sea la coherencia en pasta. Y eso que le respeto el dolor testicular que lo aquejó en un importante debate en el Congreso. Eso le pasa a cualquiera. Aun a Cecilia López.
¿Cómo le ha parecido la campaña de Noemí Sanín? Parecía que lo iba a lograr, pero se desinfló.
Yo invito a sus asesores a que no le den más Red Bull. Está sobreacelerada, sobreexcitada. Se ríe sin saber de qué, llama a los gritos a Pedro, a José, a María... ¿En qué momento hay quienes creen que el loco de esta campaña es Mockus?
Según usted, a Mockus lo tildan de loco y el más loco de todos es Uribe...
No sé si el más loco, pero toma tinto sobre un caballo, se viste como personaje de Tomás Carrasquilla, con pantalones saltacharco y sombrero aguadeño; alguna vez se subió a un puente a gritarles a los indígenas con un megáfono que no le dijeran marica ni paraco; se pone un frac ombliguero, que sólo le cubre las tetillas: ¿Y el loco es Mockus?
¿Le parece que los debates han sido útiles?
Sí, pero le dan demasiada trascendencia a la metodología. Usted ve un debate de la campaña inglesa, y son tres señores y un periodista. No hay chicharras, segmentos, pruebas; los dejan hablar el tiempo que sea necesario. Acá hay una chichonera de candidatos y periodistas, sacan balotas de bingo, explican las preguntas que vienen: el tiempo se va en eso... El único picante se lo metió la pelea de Noemí con Santos. Deberían introducir un formato tipo Laura en América para que ellos dos se puedan agarrar más a menudo. Sería muy entretenido.
¿No le parece penoso que la noticia del último debate haya sido la de que alguien le ofreció un ministerio a alguien en una comida?
Sobre todo en una comida con Augusto López, en la que también estaba José Obdulio, lo que quiere decir que sigue merodeando en los temas del poder. El país amaneció hablando de Laurita, hija del señor del Sena, y de que ella iba a comer fríjoles donde Noemí, y de un montón de chismosería social tan agobiante, tan de lo mismo, que eso explica que Mockus vaya adelante. Los otros se quedaron en los almuerzos y en lo de siempre. Mockus no sabe quién es Laurita, no va a Salinas, no sale en las sociales de fin de año de Cartagena, no come con Augusto López: todo eso es muy refrescante.
¿Cuándo dejaremos de hablar de José Obdulio, que sigue apareciendo en tantos cuentos?
¡Pues mire que ya vamos en que Juan Manuel está comiendo con José Obdulio! Es una tristeza ver que ya ha caído hasta allá. Está rodeado de los lagartos de siempre y con los nuevos, con los que dejó el uribismo. A mí, José Obdulio me parece terrible. Y no lo digo por su consabida relación familiar. Creo que uno no puede juzgar a nadie por sus familiares. Porque, como siempre digo, ¿qué culpa tenía Pablo Escobar de ser primo de José Obdulio?
Muchos colombianos simpatizan con Mockus, pero a algunos les da susto que sea un salto al vacío...
Saltos al vacío los Andrés Urieles, José Obdulios, Diegos Palacios, 'Píncheres' Arias y demás que nos han gobernado estos 8 años. En cambio, ¿le parece un salto al vacío un gabinete integrado por Peñalosa como ministro de Obras, Lucho como ministro de Protección Social y Fajardo como ministro de Educación? Creo que Mockus trabaja en equipo, cumple la ley y es autocrítico. Y eso no me parece que conduzca a un salto al vacío, sino que sería toda una novedad en nuestra historia política.
¿Cree serias las posibilidades de que escojamos a Mockus como nuestro próximo Presidente?
Sí, por los tales "primivotantes". Mockus está rompiendo la apatía de una generación que no votaba porque sus miembros estaban mamados de que el poder consistiera en almorzar con Augusto López. Esa gente nueva y joven va a derrotar las maquinarias de 'la U', de los conservadores, de todos los políticos tradicionales. Ojalá no me equivoque.
MARÍA ISABEL RUEDA
ESPECIAL PARA EL TIEMPO