Tuesday, March 30, 2010

"La Sonrisa Divina" (de Editorial Icaria)


¿Se pueden reír de sí mismos musulmanes, judíos, católicos y protestantes? ¿Es compatible la religión con el humor? ¿Debe ser lo sagrado algo intocable? ¿Es posible bromear sobre Alá después de la que cayó con las caricaturas de Mahoma?
La respuesta está en 'La Sonrisa Divina, (Editorial Icaria), un libro en el que se recogen chistes de las diferentes religiones para dar a conocer su vertiente humorística, a menudo oculta y marginada. Tan olvidada que, como recoge el libro, existe una máxima en el judaísmo que asegura que si un judío explica un chiste sobre judíos se pueden reír todos, pero si lo explica un no judío, es un antisemita.
A pesar de esta premisa, el texto, sufragado por la Fundación Pluralismo y Convivencia, organismo que depende del Ministerio de Justicia, recoge chistes como éste:
"Dos amigos judíos conversan:
- Escucha, Salomón, ¿tu mujer se casó contigo por amor o por interés?
- Pues mira, yo creo que por amor.
- ¿Por qué?
- Porque cuando hace el amor no pone ningún interés".
Según explica uno de los autores del libro, Francesc Torradeflot, la idea surgió de una charla de café en la Universidad de Alicante entre creyentes de distintas confesiones. En un ambiente distendido, empezaron a bromear, a contar chistes y todo el mundo se reía, fuese cual fuese su credo religioso. A partir de ahí, surgió la iniciativa de sacar los chistes a la arena pública.
El texto es una recopilación de bromas realizada por los propios creyentes que se efectuó con una condición: que fuesen autocríticos y que no sirviesen para burlarse de las otras confesiones.
Chistes de musulmanes
Así, el libro hace un recorrido por distintos chistes sobre el Islam, el hinduismo, el budismo y el cristianismo sin ninguna intención de levantar ampollas. De hecho, las bromas sobre el Islam son bastante comedidas y no aparece ninguna caricatura de Mahoma. Ahí va un chiste sobre los seguidores de Alá que aparece en 'La sonrisa divina':
"'Alá me ha hecho divertir' es el título de un espectáculo que recorrió los Estados Unidos tras el 11-S. Contiene chistes sobre todas las situaciones y tópicos que afectan a los musulmanes en este país, como el miedo de los pasajeros cuando ven a un barbudo subirse al avión. En un momento del espectáculo, el humorista imita al musulmán obsesionado en justificarse siempre:

Otra viñeta de la obra.
- Los musulmanes no somos gente violenta. Somos la gente más pacífica del mundo: ¡Mike Tyson no ha ganado un solo combate desde que se hizo musulmán!"
El director de la Fundación Pluralismo y Convivencia, José Manuel López, afirma que, tras el conflicto que se generó con la publicación de las caricaturas de Mahoma, con este libro se pretende desdramatizar y lanzar el mensaje de que la pluralidad religiosa forma parte de la realidad española.
"Las religiones tienen que ser capaces de reírse de sí mismas. La sociedad española se ríe de lo propio y no se ríe de aquello que considera políticamente incorrecto. Creemos que reírse de las creencias religiosas genera un ambiente de normalidad. Que un judío haga chistes sobre judíos es algo positivo. Es una iniciativa simpática frente al conflicto con las caricaturas de Mahoma", asegura el director de la Fundación, un organismo estatal que se dedica a ejecutar proyectos de las confesiones religiosas minoritarias.
Apartado para ateos
La obra también dedica un apartado especial para los chistes de ateos, quienes suelen considerar que el humor no encaja bien en las religiones. Ahí van algunos de ellos:
"Soy ateo, ¡gracias a Dios!
¿Por qué hay tantos funcionarios ateos? Pues porque consideran que no puede haber otra vida mejor.
Era tan ateo, tan ateo, tan ateo... que con 'la muerte de Dios' se deprimió."
El libro aboga por que no exista un divorcio entre el humor y la religión y que lo sagrado no sea intocable. "El humor es un puente entre religiones, pero no es exactamente igual en todas las culturas. Los hindúes y budistas son más espirituales y pueden considerar demasiado atrevidas algunas bromas, aunque sean de otra confesión. El enfoque del libro es laico y no hemos pretendido ofender a nadie", argumenta Torradeflot, autor del libro y secretario de la Asociación Unesco para el Diálogo Interreligioso.
A continuación, reproducimos los chistes de otras confesiones que aparecen en la publicación:
Cristianismo
"El padre y el hijo de siete años salen del oficio religioso de Viernes Santo. El hijo pregunta al padre:
- Papá, Jesús es bueno, ¿verdad?
- Sí, hijo sí.
- Papá, ¿Jesús es muy generoso con nosotros?
- Por supuesto que sí, hijo.
- Pero, papá, ¿Jesús es bobo o desmemoriado?
- ¿Pero cómo se te ocurre esto ahora, hijo? ¿Por qué dices eso?
- ¡Hombre, esto de la cruz!¡ Ya lo habían crucificado el año pasado!".
Hinduismo
Un hindú se pasea por el campo y de repente, ¡plaf!... un pájaro muerto le cae sobre el turbante. El hindú dice:
- ¡Gracias a Dios que las vacas no tienen alas!
Budismo
Preguntan a un monje zen:
- Maestro, usted que es sabio, dígame, ¿qué hay después de la muerte?
- No lo sé- responde el sabio.
- Anda, yo creía que usted era un sabio.
- Sabio puede que sí, pero muerto no.


REPORTAJE: HUMOR Y RELIGIÓN
Las religiones hacen gracia
Una fundación del Ministerio de Justicia patrocina 'La sonrisa divina', un libro con chistes y viñetas sobre judíos, cristianos, musulmanes, budistas, hinduistas, fe bahá'í y ateos
JUAN G. BEDOYA 20/12/2009

Cada religión cuenta sus propios chistes porque "no es lo mismo reírse de uno mismo, a que lo haga el vecino de enfrente"
"La nuestra es una sociedad que ya es capaz de reírse de sí misma y de sus problemas", dice José Manuel López
Otra cosa es reírse de las religiones. ¿Se pueden contar chistes sobre judíos, musulmanes o cristianos, sin ser acusado de blasfemo? Según y cómo. Según y dónde. Los autores de las caricaturas del profeta Mahoma publicadas en un periódico escandinavo corrieron graves riesgos. Hay muchas maneras de ser gracioso, desde la provocación irresponsable al chiste sobre las exageraciones de la religión. También depende de quién sea el contador de los chistes. No es lo mismo reírse de uno mismo a que lo haga el vecino. Cuando la Fundación Pluralismo y Convivencia, del Ministerio de Justicia, y el Centro Unesco de Cataluña acordaron publicar un libro de chistes sobre religiones, la condición que pusieron fue que uno no podía reírse de una tradición que no fuera la propia. El libro se titula La sonrisa divina. Chistes, editado por Icaria con sabrosas viñetas de José Luis Martín, editor de la revista satírica El Jueves.
La idea de publicar estos chistes surgió durante una tertulia en la terraza de un café de la Universidad de Alicante, en el último Parlamento de las Religiones, en mayo de 2007. Se trataba de demostrar que no existe divorcio entre humor y religión. Lo cuenta Francesc Torradeflot, secretario de la asociación Unesco para el Diálogo Interreligioso. "Allí se contaban chistes y todo el mundo reía. Aquel reír juntos ayudó a crear un sorprendente e inesperado clima de fraternidad que de otro modo hubiera sido difícil de conseguir. Nos desafiamos a hacerlo públicamente, en una mesa redonda. Hubo dos sesiones, en Badalona y Barcelona. Estos chistes son una selección realizada por los propios creyentes. No pretenden herir ni molestar a ninguna persona o comunidad, sea creyente o no. La voluntad de no hacer daño a nadie es el principio fundamental".
Que nadie busque chistes crueles en La sonrisa divina. Pero los hay que van a doler fuera del ambiente de camaradería en que se contaron. Como era de esperar, los mejores son los chistes de judíos sobre sí mismos. Un ejemplo:
"Un hijo pregunta a su padre:
-Papá, ¿qué es la ética?
El padre, comerciante, responde:
-Te lo explicaré. La ética es lo siguiente: imagina que viene una clienta a la tienda, me compra unos tejanos que cuestan cincuenta euros, se equivoca, me da un billete de cien y se va. La ética es: ¿se lo cuento a mi socio o no?".
En cambio, los de cristianos son de guante blanco, inocentes gracietas. Una muestra:
"Tres curas conversan sobre los problemas que tienen con los murciélagos en sus iglesias y sobre cómo ahuyentarlos.
El primero dice:
-Y agarré una escopeta y los cosí a tiros, pero lo único que conseguí fue llenar las paredes de agujeros.
El segundo dice:
-Yo puse veneno y se fueron, pero ya han vuelto.
El tercero, sonriendo, dice:
-Yo tengo la solución. Los bauticé, los hice miembros de la Iglesia y les hablé del diezmo. ¡No han vuelto más!".
Algunos chistes exigen cierta cultura religiosa. Quienes hayan estudiado religión con el catecismo del padre Astete, a mediados del siglo pasado -durante el llamado nacionalcatolicismo franquista- conocen qué es el diezmo. ¿Lo saben los chicos que cursan ahora Religión y Moral Católica en la escuela pública? Por si acaso, La sonrisa divina pone una nota a pie de página: "Diezmo. Derecho a una décima parte de la cosecha, u otra fracción variable, que se pagaba a la Iglesia, al rey o a otros señores. Por extensión, cualquier colaboración económica requerida por los eclesiásticos".
La Fundación Pluralismo y Convivencia fue creada por el Gobierno en 2004 para "contribuir a la ejecución de programas y proyectos de carácter cultural, educativo y de integración social de las confesiones minoritarias con notorio arraigo en España", y para fomentar "el pleno ejercicio de la libertad religiosa". Su patronato lo preside el ministro de Justicia.
El actual director de la fundación, José Manuel López, justifica este libro de chistes en la madurez de los españoles, superadas las posiciones clericales o anticlericales del pasado. "La nuestra es una sociedad que ya es capaz de reírse de sí misma y de sus problemas. Reírnos de las diferentes creencias es en el fondo una manera de reconocer que esas creencias forman parte de nosotros", dice. Los fieles de las religiones minoritarias -protestantes, musulmanes, judíos, mormones, budistas, testigos de Jehová, cienciólogos, etcétera- ya suman en España los dos millones y medio de personas.
La sonrisa divina no se olvida de los ateos porque "el desafío de este siglo no será el diálogo entre culturas y religiones, sino el diálogo entre religiosos y no religiosos". Lo sostiene Francesc Torradeflot. "En diferentes iniciativas ya hace unos años que se incluyen las convicciones no religiosas en un marco de igualdad y respeto", añade el directivo de la Unesco.
He aquí un chiste de ateos, además del ya clásico "soy ateo, por la gracia de Dios":
"¿Por qué hay tantos funcionarios ateos? Pues porque consideran que no puede haber otra vida mejor".
La verdad es que los chistes sobre ateos no paran de hablar de Dios.
"Se encuentran dos ateos y uno le dice al otro:
-El otro día estuve en la biblioteca y leí un libro titulado La Biblia.
-¿Ah, sí? ¿Y de qué va?
-Pues mira, trata de un tal Jesús que tenía un amigo llamado Lázaro. Un día, estando de viaje, su colega va y se muere. Así que, cuando Jesús llega al pueblo, su amigo lleva tres días enterrado. Entonces va Jesús, abre el sepulcro, le toma el pulso, le mira la respiración, le hace un masaje cardiaco, prueba un desfibrilador, llama a una ambulancia, lo llevan deprisa a un hospital, le ponen suero y... ¡El amigo resucita!
El otro dice:
-¡Pues no me lo creo!
-¡Caray! Pues mira que si te lo explico como sale en el libro...".
Otro de ateos: "El obispo llama a un cura de pueblo y le regaña:
-Que hagas misa con tejanos en lugar de con sotana..., ¡está bien! Que vayas con camisas hawaianas..., ¡pase! Que te recojas el cabello con una coleta..., ¡no diré nada! Que lleves un pendiente..., ¡lo soportaré! Lo del tatuaje en el brazo..., ¡me lo trago! Que lleves un piercing en el ombligo..., ¡cerraré los ojos! ¡Pero esto otro no lo pienso tolerar. No estoy dispuesto a que durante la Semana Santa te vayas de vacaciones y cuelgues un cartel en la parroquia que diga: 'Cerrado por defunción del hijo del jefe". ¡Eso sí que no lo acepto!".
Hablando de Semana Santa, hay este otro chiste sobre un padre y el hijo de siete años que salen del oficio de Viernes Santo. En el libro lo cuenta un cristiano, pero podría ser de un ateo.
"El hijo pregunta al padre.
-Papá, Jesús es bueno, ¿verdad?
-Sí, hijo, sí.
- Papá, Jesús es muy generoso con nosotros, ¿verdad?
-Por supuesto que sí, hijo.
-Pero, papá. ¿Jesús es bobo y desmemoriado, o qué?
-¿Pero por qué dices eso ahora, hijo?
-¡Hombre, esto de la cruz! ¡Ya lo habían crucificado el año pasado!".
Pese a la proverbial seriedad de los clérigos, también en la Biblia hay humor. Ocurre, por ejemplo, cuando Dios anuncia a Abraham que su mujer Sara le va a dar un hijo. Sara escucha detrás de la puerta y se echa a reír. Ya ha cumplido los 90. Nace el niño y lo llamarán Isaac, en hebreo itzjak, del verbo tzjok, que quiere decir reír. Pero no busquen aquí chistes, tan frecuentes en la calle, sobre "más abajo de la región abdominal", por citar de nuevo a Erasmo.
Los hay, en cambio, políticos de guante blanco. Por ejemplo, una señora de muy buena fe que lee el periódico:
"-¡Este conflicto en Palestina! ¡Estos judíos y estos musulmanes...! ¿Por qué no solucionan sus cosas como buenos cristianos?".
En fin, un chiste de musulmanes:
"Un día el mulá Nasreddin salió de paseo con su asno, por el que sentía gran afecto. Tras pararse a descansar, se quedó dormido. Cuando despertó, vio que su asno había desaparecido, pero en lugar de buscarlo volvió a la ciudad gritando con euforia.
-Al-lâhu Akbar, Al-lâhu Akbar. ¡Alabado sea Dios, alabado sea Dios!
La gente se le acercó, extrañada.
-¿Qué te ocurre, Nasreddin? ¿Por qué estás tan contento?
-¡Porque mi asno se ha perdido!
-Pero, hombre... si tú aprecias mucho a tu asno. Deberías estar triste.
Y Naresddin contestó:
-No entendéis nada, ignorantes. Doy gracias a Dios porque mi asno se ha perdido mientras yo no estaba encima de él".
Después de resucitados, ¿se nos permitirá beber y comer?
"Preguntan a un monje zen:
Maestro, usted que es sabio, dígame, ¿qué hay después de la muerte?
No lo sé, responde el sabio.
Anda, creíamos que usted era un sabio.
Sabio puede que sí, pero muerto no".


Es uno de los chistes budistas en La sonrisa divina. El monje era un tipo prudente, no como los teólogos que "se pasan la vida encerrados entre libros intentando dar respuestas a preguntas que nadie se hace". La definición, del arzobispo anglicano William Temple, la recuerda el teólogo Juan José Tamayo. Él mismo ofrece en el libro una mejor. La escuchó a un argentino en un congreso sobre la Teología de la Liberación. "¿Sabes lo que es un filósofo? Es una persona que se pasa la vida encerrada en una habitación oscura intentando encontrar un gato negro con ojos negros. ¿Y un teólogo? Una persona que se pasa la vida encerrada en una habitación oscura intentando encontrar un gato negro con ojos negros donde no hay ningún gato". Sostiene José María Diez-Alegría que "debemos fiarnos de Dios y empezar por reírnos de nosotros mismos". Lo escribió en Teología en broma y en serio y le costó en 1975 la execración del Vaticano, donde, ya en tiempo de Erasmo, "las sinuosidades del Laberinto son cosa de juego junto a los rodeos de los teologuchos tomistas o albertistas". Un ejemplo: "Después de resucitados, ¿se nos permitirá beber y comer?".
A José Luis Martín, editor del semanario satírico El Jueves, la idea de compartir en La divina sonrisa el humor hecho por diferentes religiones le pareció revolucionaria. Creció en un mundo "en el que sólo había una religión y las demás eran todas malísimas". Autor de la serie ¡Dios mío!, avala la teoría freudiana de que "hacemos humor sobre lo que nos atemoriza". Ha tenido varios juicios por injurias a lo católico. En sus historietas, Dios es redondito, con las barbas blancas. Pero un día le puso unas medallas y se lo llevó a presidir "un desfile conmemorativo de la victoria �y en pequeñito� sobre Lucifer". El fiscal le acusó de "dibujar a alguien superior a Dios, puesto que alguien le ponía medallas". "Hostia, no se me había ocurrido nunca", musitó Martín, atónito. Casi lo encarcelan.

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